LOS TRATADOS MAC LANE - OCAMPO SON UN CRIMEN POLÍTICO
Sentenciaba el Maestro Justo Sierra.
“El gobierno constitucional celebró otro contrato terrible: el Tratado Mac Lane. Los Estados Unidos se disponían á intervenir en Méjico, y con motivo de la inseguridad de nuestro territorio el presidente Buchanan en su mensaje había consultado al Congreso la intervención armada para ayudar al gobierno constitucional”.
“Con objeto sin duda de impedirlo, el gobierno que había estado hacía tiempo procurando encontrar recursos pecuniarios en los Estados Unidos, pero resuelto á evitar la intervención negoció por cuatro millones de pesos que en efectivo se reducían á dos, un convenio que cedía a la Unión norte americana tales franquicias en Tehuantepec y en una zona de la frontera del Norte, que equivalía al condominio, á la cesión de una parte de la soberanía de la República sobre el territorio nacional”.
“Que un pacto semejante haya parecido hacedero á un hombre del temple patriótico de Juárez y Ocampo, es un hecho pasmoso y nadie vacilará en calificarlo de crimen político, si la alucinación producida por la fiebre política en su período álgido no atenuara la responsabilidad”.
Ese intento de Tratado no fructificó y Juárez salió incólume en la Historia, pero ya desde 1852 existía el proyecto de un ferrocarril en el Istmo de Tehuantepec con la empresa Tehuantepec Railroad Company of New Orleáns, cuyos dueños William Walker y Narciso López dejaron muy malos recuerdos en Nicaragua y en Cuba, ambos nefastos personajes eran agentes del Presidente de Estados Unidos, Buchanan quien les había pagado $9,435 dólares por iniciar el proyecto ferrocarrilero y emitir acciones bursátiles en Wall Street (Merl E. Reed, New Orleans and The Railroads: The Struggle for Commercial Empire, 1830-1860 , Baton Rouge, 1966).
Ese proyecto fue retomado 150 años después por Ernesto Zedillo y Vicente Fox. De los cuatro megaproyectos diseñados para el Istmo en Oaxaca, el más conocido es el Megaproyecto del Istmo de Tehuantepec, ubicado en una región rica por su diversidad biológica y cultural del territorio con fuerte presencia indígena. El proyecto prevé la construcción de un centro de manufactura y distribución global de productos con el fin de “concentrar elementos de las cadenas productivas mundiales, incorporar maquiladoras y manufactureras de partes, ser el centro de distribución intercontinental y eje de transporte regional para vincular las costas mexicanas del norte y sureste del país; y ser corredor multimodal transístmico para el cruce interoceánico de mercancías manejadas en contenedores” (Información obtenida en el Internet de www.peacebrigades.org, de nuevo observe que no hay grupos civiles mexicanos analizando esto).
Sentenciaba el Maestro Justo Sierra.
“El gobierno constitucional celebró otro contrato terrible: el Tratado Mac Lane. Los Estados Unidos se disponían á intervenir en Méjico, y con motivo de la inseguridad de nuestro territorio el presidente Buchanan en su mensaje había consultado al Congreso la intervención armada para ayudar al gobierno constitucional”.
“Con objeto sin duda de impedirlo, el gobierno que había estado hacía tiempo procurando encontrar recursos pecuniarios en los Estados Unidos, pero resuelto á evitar la intervención negoció por cuatro millones de pesos que en efectivo se reducían á dos, un convenio que cedía a la Unión norte americana tales franquicias en Tehuantepec y en una zona de la frontera del Norte, que equivalía al condominio, á la cesión de una parte de la soberanía de la República sobre el territorio nacional”.
“Que un pacto semejante haya parecido hacedero á un hombre del temple patriótico de Juárez y Ocampo, es un hecho pasmoso y nadie vacilará en calificarlo de crimen político, si la alucinación producida por la fiebre política en su período álgido no atenuara la responsabilidad”.
Ese intento de Tratado no fructificó y Juárez salió incólume en la Historia, pero ya desde 1852 existía el proyecto de un ferrocarril en el Istmo de Tehuantepec con la empresa Tehuantepec Railroad Company of New Orleáns, cuyos dueños William Walker y Narciso López dejaron muy malos recuerdos en Nicaragua y en Cuba, ambos nefastos personajes eran agentes del Presidente de Estados Unidos, Buchanan quien les había pagado $9,435 dólares por iniciar el proyecto ferrocarrilero y emitir acciones bursátiles en Wall Street (Merl E. Reed, New Orleans and The Railroads: The Struggle for Commercial Empire, 1830-1860 , Baton Rouge, 1966).
Ese proyecto fue retomado 150 años después por Ernesto Zedillo y Vicente Fox. De los cuatro megaproyectos diseñados para el Istmo en Oaxaca, el más conocido es el Megaproyecto del Istmo de Tehuantepec, ubicado en una región rica por su diversidad biológica y cultural del territorio con fuerte presencia indígena. El proyecto prevé la construcción de un centro de manufactura y distribución global de productos con el fin de “concentrar elementos de las cadenas productivas mundiales, incorporar maquiladoras y manufactureras de partes, ser el centro de distribución intercontinental y eje de transporte regional para vincular las costas mexicanas del norte y sureste del país; y ser corredor multimodal transístmico para el cruce interoceánico de mercancías manejadas en contenedores” (Información obtenida en el Internet de www.peacebrigades.org, de nuevo observe que no hay grupos civiles mexicanos analizando esto).
Benito Juárez quién desesperado por la falta de recursos monetarios para financiar la guerra civil contra la reacción, y atendiendo los consejos de Lerdo, se lanza en esta aventura, que le resultó como una jugada de ajedrez de Spassky. Juárez, que en abril de 1859 había logrado el reconocimiento de su gobierno por parte de los Estados Unidos, solicitó al presidente Jacob Buchanan un préstamo considerable para destinarlo a la compra de armas para combatir y vencer a los enemigos internos y conservadores. Para garantizar dicho préstamo, ofreció absurdamente a cambio los propios bienes del clero mexicano, recién confiscados.
Buchanan, que no confiaba en la estabilidad económica del gobierno de Juárez no aceptó y pidió algo más convincente para garantizar el crédito. Fue entonces cuando Juárez estuvo a punto de perder todo su encumbramiento político y glorias ganadas, al ofrecer privilegios muy peligrosos, atentatorios a la soberanía nacional, con altos beneficios para EUA y míseros para México.
Increíblemente el senado norteamericano no ratificó tan leonino contrato, por considerar que con él saldrían beneficiados los estados separatistas sureños como Texas. Si Ud observa con detenimiento esto parece repetirse de nuevo con la propuesta del Comando Sur del ASPAN.
Previamente, el enviado plenipotenciario de Buchanan, Robert McLane, y Melchor Ocampo, representante de Juárez, habían redactado y preparado en el puerto de Veracruz un Tratado por el cual México recibiría un préstamo en efectivo, concediendo a cambio el paso a perpetuidad de los yanquis por el istmo de Tehuantepec, un derecho de vía de Nogales a Guaymas, Sonora., o bien, a elección de los gringos, la construcción de ferrocarriles norteamericanos para uso exclusivo de ellos cruzando todos los estados norteños fronterizos; además, la República Mexicana se comprometía a velar por los bienes y personas estadounidenses que utilizasen estas vías y estos derechos. Todavía más, en el caso de que México no pudiese cumplir con sus obligaciones, EUA. quedaba libre para actuar dentro del territorio mexicano con fuerzas militares, sin restricción alguna.
A cambio de todo esto, una vez que fuere cumplido por México el compromiso, E.U.A. Nos pagaría la cantidad de 4 millones de pesos, de los cuales retendría 2 millones para autogarantizarse pagos por reclamaciones, daños y perjuicios que podrían sufrir los ciudadanos norteamericanos afectados en razón de este convenio. Se estipulaba también que sí algo sobraba de los 2 millones retenidos, E.U.A. Se los entregaría a México.
“MÉXICO PASARA A LOS ESTADOS UNIDOS SI LOS TRATADOS MAC LANE OCAMPO SE RATIFICAN”. Opina el periódico Times de Londres, l860.
Las noticias de Méjico llegadas hoy de Nueva York son de extraordinaria importancia para los tenedores de bonos, puesto que si el tratado que se supone arreglado en Veracruz entre Juárez y el enviado de los Estados Unidos llega á ratificarse definitivamente, Méjico desde ese momento pasará virtualmente al dominio norteamericano. Toda la parte septentrional del país será abierta á los colonos, quienes no sólo tendrán el privilegio de introducir mercancías libremente, sino que podrán llamar en auxilio propio á las tropas de los Estados Unidos en cualesquiera dificultades que les sobrevengan de parte de la población nativa. Las vías de tránsito cedidas respectivamente desde los límites occidentales de Tejas, hasta el Golfo de California y de océano á océano por el istmo de Tehuantepec, así como las diversas vías de tránsito entre Centro América estarán exclusivamente bajo la inspección de los norteamericanos en todo aquello á que se opongan las estipulaciones del tratado Clayton Bulwer. Con tales condiciones la absorción de la República Mejicana, puede ser llevada á cabo poco á poco y sin provocar la bárbara aunque inútil resistencia que traerían consigo más directos procederes.
Buchanan, que no confiaba en la estabilidad económica del gobierno de Juárez no aceptó y pidió algo más convincente para garantizar el crédito. Fue entonces cuando Juárez estuvo a punto de perder todo su encumbramiento político y glorias ganadas, al ofrecer privilegios muy peligrosos, atentatorios a la soberanía nacional, con altos beneficios para EUA y míseros para México.
Increíblemente el senado norteamericano no ratificó tan leonino contrato, por considerar que con él saldrían beneficiados los estados separatistas sureños como Texas. Si Ud observa con detenimiento esto parece repetirse de nuevo con la propuesta del Comando Sur del ASPAN.
Previamente, el enviado plenipotenciario de Buchanan, Robert McLane, y Melchor Ocampo, representante de Juárez, habían redactado y preparado en el puerto de Veracruz un Tratado por el cual México recibiría un préstamo en efectivo, concediendo a cambio el paso a perpetuidad de los yanquis por el istmo de Tehuantepec, un derecho de vía de Nogales a Guaymas, Sonora., o bien, a elección de los gringos, la construcción de ferrocarriles norteamericanos para uso exclusivo de ellos cruzando todos los estados norteños fronterizos; además, la República Mexicana se comprometía a velar por los bienes y personas estadounidenses que utilizasen estas vías y estos derechos. Todavía más, en el caso de que México no pudiese cumplir con sus obligaciones, EUA. quedaba libre para actuar dentro del territorio mexicano con fuerzas militares, sin restricción alguna.
A cambio de todo esto, una vez que fuere cumplido por México el compromiso, E.U.A. Nos pagaría la cantidad de 4 millones de pesos, de los cuales retendría 2 millones para autogarantizarse pagos por reclamaciones, daños y perjuicios que podrían sufrir los ciudadanos norteamericanos afectados en razón de este convenio. Se estipulaba también que sí algo sobraba de los 2 millones retenidos, E.U.A. Se los entregaría a México.
“MÉXICO PASARA A LOS ESTADOS UNIDOS SI LOS TRATADOS MAC LANE OCAMPO SE RATIFICAN”. Opina el periódico Times de Londres, l860.
Las noticias de Méjico llegadas hoy de Nueva York son de extraordinaria importancia para los tenedores de bonos, puesto que si el tratado que se supone arreglado en Veracruz entre Juárez y el enviado de los Estados Unidos llega á ratificarse definitivamente, Méjico desde ese momento pasará virtualmente al dominio norteamericano. Toda la parte septentrional del país será abierta á los colonos, quienes no sólo tendrán el privilegio de introducir mercancías libremente, sino que podrán llamar en auxilio propio á las tropas de los Estados Unidos en cualesquiera dificultades que les sobrevengan de parte de la población nativa. Las vías de tránsito cedidas respectivamente desde los límites occidentales de Tejas, hasta el Golfo de California y de océano á océano por el istmo de Tehuantepec, así como las diversas vías de tránsito entre Centro América estarán exclusivamente bajo la inspección de los norteamericanos en todo aquello á que se opongan las estipulaciones del tratado Clayton Bulwer. Con tales condiciones la absorción de la República Mejicana, puede ser llevada á cabo poco á poco y sin provocar la bárbara aunque inútil resistencia que traerían consigo más directos procederes.